Pierre
El video corría en la pantalla frente a mí, pero ya no lo estaba viendo.
Lo había rebobinado cuatro veces.
Cuatro malditas veces.
Y aún no podía creerlo.
Ella.
Paulina.
No solo viva… sino feliz. Sonriendo como una mald¡ta put∆ al lado de ese bastardoø de Salvatore. Sentada en su regazo. Tocándolo como si fuera un verdadero hombre, como nunca lo hizo conmigo. Como si no me debiera respeto y sumisión a mí.
Como si nunca hubiera sido mía.
—¡M¡erda! —grité, y arrojé el vaso de whisky contra la pared. Estalló en mil pedazos, pero la rabia seguía intacta. No me había aliviado ni una gota.
Me puse de pie de golpe. La silla rechinó, arrastrándose hacia atrás.
Caminé de un lado a otro como un león enjaulado. Mis puños se cerraban y se abrían sin control. Sentía la sangre hervirme bajo la piel.
¿Cómo se atrevió?
¿Cómo se atrevió a fingir su muerte? ¿A desaparecer y luego reaparecer como una santa madre de familia, viviendo con el enemigo?
Con Max Salvatore.
El mismo hijo de put∆ que me l