JULIA RODRÍGUEZ
—¡¿Perdón?! ¡¿Cómo dices qué dijiste?! —exclamé quedándome sin aire, mientras Carl se frotaba las manos—. No pienso reunirme con él, teníamos un trato.
—¡Ya sé que teníamos un trato! —refunfuñó frotándose la cara hasta jalarse los párpados—. Él insiste en conocerte y hablar contigo de frente. No confía en alguien que no da la cara.
—Bien… que no lo haga. Me retiro —contesté levantando las manos y retrocediendo.
—¿Te estás rindiendo? —preguntó sorprendido y comenzó a seguirme—. Por favor, eres valiente, puedes hacerlo.