LILIANA CASTILLO
Me alejé de la pared, tambaleándome por el peso de mi vientre. Cuando me planté frente a Javier, vio el cuchillo encajado y la sangre aún cayendo.
—No podrás quitarle jamás la mancha al vestido —dijo mientras ponía la mano sobre el mango del cuchillo y analizaba como sacarlo.
—No importa, lo voy a tirar —contesté encogiéndome de hombros.
—Es una tristeza, te veías muy linda con él —agregó sacando el cuchillo de la barriga falsa y retrocediendo para que la pintura roja no lo manchara.
—Es el disfraz perfecto para Halloween —dijo Matt viéndonos desde la entrada mientras veía a Carmen tirada en el piso. Entonces Santiago le dio un manotazo.
—¡¿Cuál Halloween?! ¡Aquí se celebra el día de muertos, perro! —sentenció ofendido mientras negaba con la cabeza—. Agárrala de arriba y yo de abajo.
Entre los dos levantaron a Carmen para meterla a la camioneta donde ya los esperaba mi papá.
—¿Te lastimó? —preguntó Javier tomando mi rostro entre sus manos, inspeccionándome—. Fue