MATTHEW GRAYSON
—¿Quieres pasar un rato? —preguntó Sharon en cuanto abrió la puerta de su departamento.
—Tengo asuntos que atender en la oficina —contesté rápidamente, antes de dar media vuelta, pero ella no me dejaría ir tan fácil.
—Matt… —Me tomó del brazo—. Siento que te estás distanciando mucho de mí. ¿Es por July?
—Su nombre es Julia —contesté en un susurro, girando hacia ella con la mirada cargada de hielo—. Sharon, hablo en serio, tengo que regresar a la oficina.
—Tienes que regresar a ella… —susurró y su rostro se convirtió en una mueca cargada de tristeza—. ¿Qué nos pasó? Pensé que cuando volviera de Europa…
—¿Qué? ¿Estaría esperándote? —pregunté sin poder contener la ironía en mi voz.
—Un día lo teníamos todo, Matt… —La desesperación en sus ojos era sincera, pero ya no causaba nada en mí.
—Y tú decidiste echarlo todo por la borda —contesté tajante, volteando hacia ella, sacudiéndome su mano de encima—. Desde niños yo te adoraba. Eras la luz de mis ojos. Me comprometí a cuid