JULIA RODRÍGUEZ
—No lo sé… supongo que tienes razón. Rafael no se merecía todas las oportunidades que le dio Alondra, y tú no le quieres dar ni una sola a Matthew, aunque no sea tan malo como Rafael —contestó Liliana sin voltearme a ver, como si supiera lo que provocaría en mí con sus palabras.
Me quedé en silencio, intentando decidir si sería prudente discutir con ella, pero preferí entrar a la casa para regresarle su teléfono a Matt, y dar el tema por terminado. El eco de mis pasos resonaba. El lugar no parecía tener ni una sola alma. No había nada de servidumbre y era una casa muy grande, había comenzado a acumular polvo.
Llegué hasta el despacho de Matt, la puerta estaba entreabierta, entonces mi corazón se detuvo. Vi a esa rubia, la misma del hospital, refugiada entre los brazos de Matthew mientras este acariciaba su cabello.
Contuve el aliento y no supe si entrar o simplemente desaparecer sin que se dieran cuenta de que yo estaba ahí, pero la mirada de Matt fue más rápida al