MATTHEW GRAYSON
—No entiendo por qué sigues aferrándote a ella como si fuera la única mujer en el mundo —sentenció Rita molesta, caminando de un lado a otro—. Sinceramente no entiendo cada paso que has dado hacia ella, empezando por casarte. ¡Lo teníamos todo!
»De haber sabido que esa mujer cambiaría todos nuestros planes de esa manera, hubiera acabado con ella el primer día que se presentó en tu empresa.
Sin pensarlo dos veces mi cuerpo se levantó de la cama y me precipité hacia ella, tomándola por el cuello y presionándola contra la pared. Rita ni se inmutó, no me tenía miedo, pero si resentimiento.
—No vuelvas a decir algo así, y no vuelvas a meterte en mis asuntos —siseé conteniendo mi ira antes de soltarla y regresar adolorido a mi cama.
Lo que había ocurrido no solo me había dejado el cuerpo agotado y adolorido, sino también un golpe en la cabeza que me había sacudido las ideas. Había recuperado mi memoria y ahora era un manojo de recuerdos que intentaban mezclarse con todo lo