El departamento estaba sumido en la penumbra, con solo la luz de la ciudad filtrándose por los ventanales. Valeria permanecía de pie, mirando hacia afuera, intentando ordenar sus pensamientos después del cóctel. La mezcla de celos, deseo y frustración seguía ardiendo en su pecho, y sabía que Adrian estaba detrás de ella, observando cada gesto, cada respiración.—Valeria —dijo él, con voz baja, profunda, cargada de autoridad y deseo—. Cada vez que te alejas de mí, incluso por un segundo, siento que pierdo el control.Ella se giró, encontrando sus ojos grises fijos en los suyos. No había palabras, solo la intensidad de una tensión que los rodeaba y los consumía al mismo tiempo.—Adrian… —susurró, con voz temblorosa—. Esto… esto está fuera de control.Él dio un paso hacia ella, acortando la distancia, y Valeria pudo sentir la fuerza de su presencia. Cada movimiento de Adrian era calculado, dominante, pero también cargado de deseo. Sus manos rozaron la cintura de Valeria, haciéndola estre
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