~ Amalia ~ El regreso de la gala fue silencioso, pero el silencio que abundaba en el auto no hizo nada para callar las voces en mi mente. El beso de Dante todavía ardía, una humillación pública que él había armado para reafirmar su control. Sin embargo, ese beso no era más que el velo. La verdad, el archivo proyecto fuego rojo, ahora descansaba en un servidor seguro a miles de kilómetros. Yo tenía la condena firmada. Al llegar a L’Ombra, Dante me condujo directamente a la suite, su presencia era un comando. — Mañana tendremos un día de reuniones, pero esta noche, vas a quedarte aquí. No quiero sorpresas — Dijo, su voz era plana, autoritaria, como siempre. — ¿Cree que me atrevería a mover un dedo después de lo que vi en el muelle? — Respondí, mi voz estaba teñida de un desprecio que ya no me molestaba en disimular del todo. — Creo que eres lo suficientemente desesperada para hacerlo, buenas noches, Amalia. No me falles. Salió de la suite sin esperar respuesta. Apenas la cerr
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