Capitulo 26

~ Amalia ~

Las 48 horas posteriores a mi encuentro con Dario Vettori se sintieron como una cuenta regresiva bajo el agua.

No había dormido, estaba en la oficina de Dante, analizando informes legales mientras esperaba la explosión en Brooklyn.

La tensión era tan alta que cualquier ruido fuera de la suite me hacía saltar.

Dante se había mantenido a distancia, una táctica calculada para aumentar mi paranoia.

Cerca de la medianoche, mientras revisaba una pila de documentos de transferencia de tierras sin importancia, el silencio de la oficina se rompió por el sonido agudo chillido del teléfono rojo de Dante.

Este no era su teléfono de negocios, era una línea directa de emergencia que rara vez sonaba.

Dante estaba en una reunión privada en el ala de seguridad.

Lucas fue el primero en contestar, su rostro se puso blanco al escuchar la voz al otro lado.

— Entendido, señor. Sí, inmediatamente. — Dijo Lucas, colgando con una mano temblorosa.

Lucas se dirigió a mí, ignorando la pila de papeles.

— Los Santino, han golpeado el almacén de Brooklyn.

La noticia me golpeó con una oleada de adrenalina y satisfacción helada.

Había funcionado, los hermanos Santino, los rivales más violentos de Dante, habían caído en mi trampa.

— ¿Y? ¿Qué fue el daño? — Pregunté, forzando un tono de preocupación profesional.

— Total. — Lucas casi susurró. — No solo perdieron la mitad de la nueva mercancía que Dante movió, sino que los Santino robaron los códigos de envío, las rutas de distribución están completamente comprometidas.

— Pero... ¿Y las pérdidas humanas? — Esta era mi única línea roja.

Lucas dudó.

— Solo dos guardias heridos, ninguno muerto, los Santino querían un robo limpio, no una guerra total.

El alivio me invadió, un breve momento de paz.

Mi plan había funcionado, el golpe había sido devastador para el imperio de Dante, pero no para la gente inocente.

Un minuto después, Dante irrumpió en la oficina.

No gritó ni rompió nada, su furia era silenciosa, contenida, como una bomba apunto de explotar.

— Lucas, llama a Dario. Necesito que estabilice los corredores de Seattle ¡Y trae el informe de pérdidas del almacén!

Cuando Lucas se fue, la mirada de Dante se clavó en mí.

Sabía que yo era la responsable, sabía que yo había sugerido Brooklyn.

— Brooklyn, tu idea. — Dijo, la voz más baja de lo normal. — La trampa para los inexpertos.

— Yo le advertí que era un riesgo, Dante. —Respondí, levantándome, plantándome firme. — Pero si no asume riesgos, sus rivales creerán que usted es predecible, esto fue un golpe directo, pero no es el final.

— ¡No es el final! — Ahora sí gritó, golpeando el escritorio con el puño cerrado. El sonido resonó en la habitación. — Esto no fue solo un robo, Amalia. Los Santino no solo se llevaron el producto, se llevaron los códigos de rastreo, ahora saben por dónde muevo la mercancía y dónde está guardado el resto ¡Esto es una declaración de guerra total!

Se acercó a mí, su cuerpo irradiaba peligro.

Me acorraló contra el escritorio, obligándome a inclinar la cabeza hacia atrás.

— Dime la verdad, Amalia. ¿Fuiste tú? ¿Avisaste a los Santino?

— ¿Por qué haría eso? — Dije, mi voz no vaciló, a pesar de la cercanía sofocante. — ¿Para perder el único escudo que me protege de sus rivales? Mi vida depende de que usted gane esta guerra, el único culpable aquí es su propia complacencia. No puede esperar que el mundo se doble ante usted sin una estrategia impecable.

Mi argumento era tan sólido, tan frío y profesional, que su paranoia se enfrentó a mi admiración forzada.

Él necesitaba creer que yo era brillante, no una traidora, porque eso significaría que él había sido lo suficientemente estúpido como para dejar entrar a un enemigo.

Soltó una risa hueca y llena de odio.

— Eres una psicópata perfecta, Amalia. Eres la mujer que destruye un imperio y luego da consejos para reconstruirlo.

— Soy su abogada, Dante. Y mi trabajo es decirle dónde están sus debilidades, y ahora, su debilidad es que sus rutas de envío son de dominio público.

El drama se intensificó cuando la puerta se abrió sin un golpe.

Era Eleanor, la asistente personal de Dante, con el rostro descompuesto.

— Señor Moretti, tengo noticias, la oficina de los Santino acaba de contactar. Quieren una reunión de emergencia, dicen que tienen algo que es solo para sus ojos. Y… y han enviado una foto.

Dante me miró con una intensa sospecha antes de arrebatarle el teléfono a Eleanor.

El silencio en la oficina se hizo absoluto mientras él miraba la pantalla.

Su rostro se transformó.

La furia desapareció, reemplazada por una alarma tan profunda que era casi pánico.

— ¿Qué es eso? — Pregunté, sintiendo un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío.

Dante me ignoró.

— Lucas, cancela la reunión. ¡Y llama a Marcus! ¡Necesito a Marcus aquí! Ahora mismo.

— ¿Pero la foto, Dante? — Insistió Eleanor, temblando.

Dante estrelló el teléfono contra el escritorio.

— ¡No! ¡La foto no es de la mercancía! ¡La foto es de la caja de seguridad de mi madre en Ginebra! ¡Los Santino la abrieron! ¡Se llevaron el archivo que nunca debió salir de allí!

La revelación fue un golpe directo al corazón de Dante.

Su secreto más celosamente guardado, su única vulnerabilidad, estaba comprometido.

No era la droga, ni el dinero, sino algo personal y antiguo.

Mientras Dante estaba sumido en un pánico ciego, pensando en su madre, yo me di cuenta de la grieta, si él tenía un archivo tan secreto, podría ser la llave.

Y si los Santino lo tenían, ellos eran ahora más peligrosos que nunca.

Me acerqué a él, con la voz templada.

— Si sus rivales tienen algo personal, Dante, esto ya no es un robo. Es una amenaza existencial, necesita a alguien que piense con lógica, no con miedo. Déjeme ver la foto.

Dante me miró.

Y por primera vez desde que nos conocimos, su desconfianza se inclinó ante la desesperación.

Me entregó el teléfono roto, la foto era oscura, granulada, pero mostraba el interior vacío de una caja fuerte de banco.

Y en el centro, un documento de aspecto antiguo, doblado a la mitad.

El juego había escalado.

Yo había provocado un robo de droga, pero había desencadenado una guerra por un secreto mucho más peligroso.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP