Capítulo 46. Milagro
AngeloEl hospital apesta a desinfectante, a medicamentos y a miedo. Sobre todo miedo. Llevo días aquí y ya no sé si estoy vivo o muerto. Lo único que me mantiene en pie es Noah, tirado en esa cama como si fuera un maldito maniquí roto. No habla, no se mueve, no ríe como siempre lo hace en los peores momentos. Extraño sus jodidas bromas de mal gusto, sus imprudencias, su manera de restarle importancia a todo, como si la vida misma fuera más que un puro chiste. Si no fuese él quien está postrado en esa cama, seguramente anduviera por ahí haciendo bromas, levantando el ánimo de todos, y diciendo mierdas como: «Así es la vida, hermano», o «el que tenga miedo a morir que no nazca».—Jodido idiota —le digo, como si pudiera escucharme, y en el fondo espero que lo haga—. Tienes que levantarte de esa cama, ¿me oyes? Estoy cansado, tengo sueño, apesto a vagabundo, y extraño a Emily como no tienes una puta idea. Así que abre esos malditos ojos y larguémonos de aquí, ¿quieres? —suplico, y mi voz
Leer más