Capítulo 54. Míos
AngeloBajo del sótano con Emily en brazos. Su cuerpo se siente frágil, demasiado ligero, como si la bala hubiera drenado toda su fuerza. El vestido de novia está empapado de sangre, y cada paso que doy me parece eterno. No espero a nadie, no escucho las voces detrás de mí, no me importa si me siguen o si me gritan. Solo sé que tengo que sacarla de aquí.El aire de la noche me golpea en la cara cuando cruzo la puerta principal. El olor a pólvora todavía flota en el ambiente, mezclado con el humo de los disparos. Aprieto los dientes y camino rápido hacia mi auto. La acomodo en el asiento trasero con cuidado, como si fuera de cristal, y me lanzo al volante.—Resiste, nena. Vas a estar bien —le prometo, aunque no sé si me escucha—. Solo tienes que resistir.El motor ruge y salgo disparado hacia el hospital. Mis manos sudan sobre el volante, mi corazón parece querer salirse de mi pecho, y cada semáforo, cada curva, cada segundo me parece una condena.Cuando llego, los médicos corren hacia
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