POV Kaan Demir.La noche cayó pesada sobre el palacio, el desierto afuera silencioso como una tumba, solo roto por el viento que arañaba las paredes de piedra y traía un frío que se metía en los huesos, aunque el día había sido abrasador. Emma dormía a mi lado, su cuerpo desnudo pegado al mío, la respiración lenta y profunda después de la última vez que la había hecho mía, cuando la había tomado con una delicadeza que no me conocía ni a mí mismo. La miraba en la penumbra, el pelo revuelto sobre la almohada, la piel marcada por mis manos y mis dientes, los labios hinchados por mis besos, y sentía algo que no había sentido en veinte años: miedo. Miedo real, visceral, que me apretaba el pecho como una mano de hierro que no soltaba. No miedo a morir, porque la muerte ya la había mirado a los ojos demasiadas veces. Miedo a perderla. A que el pasado se repitiera y yo volviera a quedarme con las manos vacías, el corazón hecho pedazos y la vida convertida en una sucesión de venganzas que nunc
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