Capítulo 40. Entre la espada y la pared.
El hombre mantenía una compostura pétrea, observando a Aura con una intensidad que parecía perforar el aire. El silencio en el pasillo era opresivo, roto solo por la respiración entrecortada de Aura y el tic-tac lejano de un reloj.Aura, sintiendo que su cuerpo entero vibraba, reconoció la forma de la boca, la línea de la mandíbula firme y esa mirada helada que había amado y que, inevitablemente, la había destrozado.—Danilo... —murmuró, el nombre apenas un suspiro de incredulidad y reproche.El hombre asintió con un movimiento imperceptible de la cabeza, sus ojos permanecieron fijos en Aura, que se tambaleaba ligeramente.—Hola Aura —Su voz era grave y controlada, un sonido que activó un torrente de recuerdos dolorosos en Aura.—Vete. Después de tanto tiempo. ¿Qué quieres? Vete de mi casa, Danilo. Elvira abrazó a Lia, que, sintiendo la tensión, se había acurrucado en su cintura.—Mami, ¿Qué pasa? ¿Quién es él?—Vete a ver tus muñecas, ¿sí? Ya vamos.Lia, confundida, obedeció y se r
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