Sobre el amplio escritorio de roble en la finca Montenegro, las pruebas estaban dispuestas con una precisión casi quirúrgica. Cada documento, cada fotografía, cada estado de cuenta era un hilo que, al tirar de él, desmoronaría la fachada de los Brévenor y los Auravel. Elías las contemplaba, pero en lugar de la satisfacción feroz que esperaba sentir, solo había una pesadez profunda en su pecho.El camino hasta aquí había estado pavimentado con rabia y la obsesión por la justicia. Pero ahora, en el umbral de conseguirlo, solo veía las consecuencias. Una batalla legal larga, sucia y despiadada. Los titulares de prensa, el escándalo que envolvería no solo a Esteban y Ricardo, sino a todo lo que llevara el apellido Brévenor."La heredera Valeria Brévenor, manchada por los crímenes de su padre", imaginaba. "Los logros de 'Legado de Valeria', eclipsados por el fraude y la traición familiar". Él luchaba por el nombre de su padre, pero ¿a qué costo? El costo sería el nombre de la mujer que am
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