El viernes llegó más rápido de lo que Stella hubiera querido. Pasó todo el día con un nudo en el estómago, aunque intentaba disimularlo entre reportes, llamadas y correcciones. Cyrus, por su parte, parecía sorprendentemente tranquilo… o al menos hacía un esfuerzo monumental por parecerlo. Cada vez que ella lo miraba, él le dedicaba una sonrisa que decía «confía en mí», y de alguna manera eso ayudaba, aunque no del todo. Cuando terminó la jornada laboral y ambos fueron al departamento de Stella para que ella se arreglara, el silencio que los acompañó en el ascensor no era incómodo, sino expectante. Los dos lo sabían: esa cena sería un punto importante en su relación. [...] Una hora después, Stella salió de su habitación con un vestido sencillo, color vino, de tela suave y caída delicada. No era extravagante ni llamativo, pero tampoco era algo anticuado o tan recatado como lo que solía vestir. Lo había comprado el día anterior, especialmente para la cena; para lucir presentable ant
Leer más