Trampas, amenazas y un misterio (2da. Parte)
El mismo díaCardona, CataluñaIvánLa verdad parecía mi única salvación ante las acusaciones de Ramiro por el supuesto secuestro de Andrés. Pero Camila no estaba lista para afrontar las consecuencias, dejándome con las manos atadas, la rabia contenida y, lo peor, asumiendo mi culpabilidad con su silencio. Por suerte, salí airoso de ese instante, aunque la tensión seguía flotando en la hacienda. Los invitados se marcharon en un abrir y cerrar de ojos, dejando atrás un aire pesado, casi irrespirable.Doña Beatriz estaba nerviosa, pálida, refugiada en un rincón del salón, mientras Mateo la consolaba. Para mi desgracia, el idiota se había quedado. Mientras tanto, Camila y yo hablábamos con los empleados sobre la búsqueda, bajo la atenta mirada de Ramiro, que nos observaba a cierta distancia con el habano en la mano.—Señorita Camila, emprender una búsqueda ahora no sería lo ideal —dijo Leonel—. La noche complica encontrar cualquier rastro.—Leonel, no podemos seguir perdiendo tiempo —repl
Leer más