Bajo amenaza (3era. Parte)
Benaoján cerca de MálagaTres días despuésCamilaLa llamada de Iván me llenó de desesperación, angustia… miedo. Miedo de perderlo, de no saber su suerte. Tomé aire hondo, tratando de pensar con claridad. Avanzaba a paso apresurado hacia mi auto, y mientras me acomodaba al volante, marqué el celular de su abogado y amigo, Lucas Ortega. Una, dos, tres veces… nada. No respondía.Insistí un rato más, el corazón latiéndome a mil mientras mis manos apretaban el volante con fuerza. Finalmente, su voz resonó al otro lado de la línea.—¡Hola! ¿Camila? —preguntó, desconcertado, con un hilo de voz que apenas ocultaba la preocupación.—Sí, soy yo —contesté, tratando de sonar firme—. Lucas, disculpa la hora, pero Iván me llamó y no se le escuchaba bien… temo que le haya pasado algo.—Cálmate, por favor… —dijo, intentando mantener la calma—. Dame más detalles.—Cuando me llamó apenas se le escuchaba la voz y ahora… —respiré hondo, aferrándome al volante—. Conduzco a su departamento con la esperanz
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