La cena transcurría en un silencio que no era del todo incómodo, pero sí tenso. El comedor estaba iluminado solo por las lámparas laterales, proyectando sombras largas sobre la mesa. Nikolay, como siempre, comía en silencio, con los modales pulidos de quien está acostumbrado a tener el control incluso en lo más cotidiano.Yo, frente a él, trataba de no mirar demasiado, de no pensar demasiado. Hasta que Natalia apareció, con un vestido negro ajustado que claramente no era parte del uniforme habitual.-¿Necesitan algo más? -preguntó, dirigiéndose directamente a Nikolay, como si yo no estuviera sentada a un metro de distancia.Nikolay levantó la vista un segundo, apenas.-No.Pero ella no se movió. En lugar de eso, se acercó por su lado de la mesa, con una botella de vino en la mano.-Le sirvo un poco más, señor -dijo, con una sonrisa demasiado amplia.Me tensé al verla inclinarse, exageradamente, para llenar su copa, rozando casi su hombro. Nikolay se limitó a retirar el brazo con gesto
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