5 Destierro.

Luego de ese pequeño inconveniente, y aprovechando la partida de sus padres a Estados Unidos, Vladimir se las ingenió para convencer a sus padres que lo mejor que podían hacer era inscribir en un colegio en Norteamérica a Dima, y para que no se sintiera tan solo, podían llevar a Lucya con ellos, pues no era solo que quería deshacerse de su hermano, sentía que Lev trabajaría y se abocaría más a sus responsabilidades, sin la presencia de su hermana.

Lo que nunca imaginó Vladimir era que su plan funcionaría mejor de lo que había imaginado, pues poco a poco sus padres comenzaron a regresar solos a visitarlo, pues al parecer el pequeño Dima, estaba demasiado entretenido con su amiga Lucya, y eso que antes le causaba alivio a Vladimir, poco a poco comenzó a preocuparlo, pues con el correr de los años las visiones del futuro se habían desvanecido al completo, y no era solo eso, con el tiempo Dima también había dejado así sea de llamarlo por teléfono, algo que lo estaba estresando a niveles insospechados, pues Vladimir no comprendía si el alejamiento de Dima se debía simplemente a una etapa, de la vida del joven, o si éste había tenido una visión sobre algún enfrentamiento entre ellos próximo, porque bajo ningún concepto podía comprender el hecho de que ya había pasado 10 años sin hablar cara a cara con su hermano, y ya que su posición estaba más que asegurada como líder del clan, decidió que era hora de hacerlos regresar.

—Comprendo lo que dices hijo, pero debes comprender que Dima y Lucya tienen sus amigos aquí, están próximos a comenzar la Universidad. —explicó con cautela su madre y Vladimir apretó con fuerza el teléfono.

—No lo estás comprendiendo madre, todo el mundo está rumoreando de que mi propia familia me está dando la espalda, conoces muy bien las leyes de nuestro clan, debemos vivir en Rusia, nacemos y morimos aquí, en nuestra tierra, en nuestro reino, por lo tanto dile a Dima que festejará su mayoría de edad en la mansión Neizan, si quiere puede traer a todos sus amigos, me aseguraré de que no haya armas a la vista, ni ningún peligro, pero asegúrate de aclararle que no volverá a Estados Unidos, al menos no hasta que termine sus estudios universitarios, en cuanto a la hermana de Lev puede hacer lo que quiera.

Vladimir no estaba consciente de lo que pedía, mejor dicho, lo que ordenaba, quizás si aún hubiera poseído la habilidad de ver destellos del futuro, hubiese cambiado sus órdenes o tal vez no, ya que al fin y al cabo el único que corría con la ventaja de saber que las cosas realmente cambiarían era Dima, quien aún antes de que su madre le comunicará las buenas nuevas ya estaba hablando con Lucya.

—Tengo una buena y mala noticia que darte cuál quieres primero. —indagó con la cabeza recostada en las piernas de la morena, esa misma que de niña lo acosaba con ser su esposa y que sin embargo ahora de grande se había convertido en su mejor amiga, su confidente, como hubiese dicho su abuelo Neri Neizan, una amistad que vale más que mil amores.

—Dime primero la mala. —pidió Lucya clavando sus ojos tan exóticos en los azules de Dima.

—¿Recuerdas que la semana pasada dijiste que nadie podría superar tu cumpleaños número 18?

—Claro que lo dije y es así, nadie podrá superar mi cumpleaños número 18, porque tus padres alquilaron el club el infierno para que lo celebre por todo lo alto. —la joven no pudo contener la sonrisa que se esparció por su rostro, ya que Lukyan y Dasha la trataban como si fuese su propia hija, y la consentían de igual manera que lo hacían con Dima, haciendo la ausencia de sus padres y hermano más llevadera.

—Bueno, lamento informarte que mi fiesta de 18 superar a la Tuya, y no porque yo lo pidiera querida amiga, sino porque son ordenes de mi hermano, quieren que festeje mi mayoría de edad en la mansión Neizan.

—¡Maldito Vladimir!, siempre arruina todo. —se quejó la joven y de forma inconsciente tiró el cabello de Dima, quien solo hizo un gesto con su rostro, pero no se quejó. —Ahora dime algo bueno, o estaré cabreada todo el día. —y claro que lo estaría, Dima conocía muy bien a Lucya.

—La buena noticia es que volveremos a Rusia querida amiga, los desterrados regresaremos y haremos historia.

Los jóvenes, como los adolescentes que eran, se pusieron a hacer un baile raro, y extravagante uno que había comenzado cuando era niños, y que habían perfeccionado a lo largo de los años, la danza de la victoria, lo apodaban, y es que no era para menos, porque aun siendo unos niños, fueron conscientes que lo que Vladimir hizo con ellos aquel tiempo, fue desterrarlos, aunque claro que Dima tenía un mejor panorama que Lucya, eso no quitaba que el pelinegro le hubiese dicho a su amiga lo que realmente había hecho su hermano con ellos, y si bien ambos habían tenido una vida buena plena y feliz, durante esos 10 años, no quitaba que Dima se sentía traicionado por su hermano, y Lucya le guardara un gran rencor al haberla alejado de su hermano Lev y de sus padres.

Ese fue el motivo por el cual cuando Dasha les dio la noticia, ambos jóvenes la tomaron con el mínimo de entusiasmo, ocultando sus verdaderos sentimientos, armaron las maletas en silencio, y aunque Dima sabía que la vida de su hermano y de su amiga cambiaría para siempre, había aprendido por sí solo de que había cosas que por más que las viera, era mejor no decirlas, o el curso del futuro podía cambiar, y eso no sería bueno para nadie, en especial para él.

—¿En verdad permitirás que Dima traiga a veinte norteamericanos a la mansión?, no, no, no, olvidémonos que son norteamericanos, permíteme que corrija mi pensamiento, ¡¿en verdad dejarás que Dima traiga a veinte adolescentes a la mansión?! —Lev veía con espanto a su amigo y jefe, este hombre de apenas 28 años se comportaba más como un hombre de 50, aunque Vladimir no se quedaba atrás.

—Creo que fue la culpa a lo que me hizo decirle aquello a  mi madre, en fin, ya le di la orden a mi madre y sabes que un Neizan siempre cumple lo que dice, por lo que te recomiendo que vayas y le des la orden a las empleadas de que tengan las recámaras listas para los invitados, y que el salón principal esté decorado para festejar la mayoría de edad de mi hermano, y dile a los custodios que guarden todas las armas bajo llave, solo los del perímetro externo tienen permitido portarlas, los demás custodios estarán designados a cuidar de que los amigos de mi hermano no metan las narices donde no deben.

Vladimir quería acallar su conciencia a como diera lugar, suponía que tener veinte adolescentes dando vuelta por la mansión dos días y una noche, no sería gran problema, claro que Vladimir no tenía cómo saber que su vida estaba a punto de cambiar.

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