9 Berrinche.
El hogar de la familia Oslo no quedaba cerca de la residencia Neizan, aun así, a la velocidad que conducía Lev fue poco el tiempo que tardaron en llegar.
Apenas descendieron del vehículo, Vanka le informó a su hijo de que al parecer Lucya tenía un berrinche y se había encerrado en su cuarto, que lo dejaban a él a cargo de todo, ya que se tenían que presentar en su trabajo, y ¿cuál era el trabajo de los señores Oslo?, fácil, cubrir los cargamentos que llegaban y partían, y en ese preciso momento un cargamento importante de armas estaba saliendo con rumbo a Italia, donde la reina de las sombras había asumido recientemente junto a sus esposos.
—Maldición, ¿ahora qué le pasa a esta niña? —se quejó Lev, luego de golpear reiteradas veces la puerta de la habitación de Lucya, obteniendo como respuesta un “¡largo, quiero estar sola!”
—No puedo creer que estés haciendo esa pregunta Lev, en lugar de tirar la puerta abajo. —la mano derecha de Vladimir lo vio sorprendido para luego romper a reír.