Lucya acompañó a Dasha el resto del día, a la señora Neizan le encantaba hacer compras, eso nadie lo negaría, y a Lucya siempre le encantó hablar, pero ese día estaba extrañamente silenciosa, y es que la morena estaba inmersa en sus pensamientos, donde una mezcla de frustración tristeza y furia la recorría.Lucya siempre fue una joven muy lista, altanera y llegado el caso orgullosa, mejor que eso, siempre fue una princesa, y no porque hiciera alarde de que sus padres eran asesinos, claro que no, eso en el fondo la molestaba, pues como siempre había estado ajena a todo lo referente al clan, Lucya se regía por las leyes mortales, esas que indican que el asesinato está mal, que lo ilegal es ilegal, y aunque se la pudiese juzgar de tener una doble moral o que disfrutaba de los beneficios a la par que Dima, no era el caso, porque uno no puede juzgar lo que se desconoce, y para Lucya, Dima era culpable de ser el hijo de, como así también Lukyan había cargado con ser líder de la mafia rusa,
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