Capítulo 14. ¡Olivia Monteiro… es pura frivolidad!  
		
El comedor estaba iluminado por la luz cálida de los candelabros, y el silencio, apenas roto por el sonido metálico de los cubiertos de plata, pesaba entre los dos. Olivia mantenía la vista baja, observando la blancura del mantel bordado.Cassio, a su lado, se recostó contra la silla de respaldo alto. No la miraba directamente, aunque de vez en cuando desviaba los ojos hacia ella, como quien estudia un mapa secreto. Intentaba descifrarla. ¿Era de verdad la mujer fría y superficial que siempre había creído, o había algo de verdad en las palabras que Matilda le había dicho?Olivia levantó la vista en ese momento, y sus ojos se encontraron. Cassio sostuvo la mirada con intensidad, buscando algo que ella parecía querer esconder. Fue Olivia quien apartó primero los ojos, nerviosa, refugiándose en la copa de vino frente a ella.Cassio tomó un bocado de ensalada. Apenas masticó, se detuvo. La frescura del sabor lo golpeó con violencia, como una ola de recuerdos. Cerró los ojos un segundo, com
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