Capítulo 13. ¿Estás celosa?
Olivia, empapada con el desperdicio de fruta y restos de verduras podridas sobre su vestido, sintió que el corazón se le saldría del pecho cuando vio a su marido allí, tan imponente que asustada.
Mientras que, a su lado, Dominga jugaba ansiosa con sus dedos, debatiéndose entre la lealtad hacia su patrona y lo justo.
— Entonces, ¿Qué es eso de lo que tengo que enterarme?
La joven criada no pudo contener para sí misma lo que había ocurrido allá atrás, y miró a Olivia con una disculpa enorme en sus ojos.
— Lo siento, patrona, pero... — dijo con voz temblorosa y volvió la vista al Dos Fuegos —, el patrón tiene que saberlo. Usted es la dueña de estas tierras ahora, merece el debido respeto.
— Habla de una vez, Dominga. ¿Qué fue lo que pasó?
— Pues es que Damiana, patrón… ella dejó caer una canasta sobre la señora.
Cassio cerró los ojos un instante y exhaló lento, como quien intenta contener una tormenta. Cuando volvió a abrirlos, eran brasas encendidas.
— ¿Fue a propósito? — preguntó con un