La mañana después del desayuno con Joaquín y Victoria, el ambiente dentro del auto era silencioso, pero no incómodo. Dylan conducía con una mano en el volante, la otra apoyada en la palanca de cambios. De vez en cuando, su mirada se desviaba hacia Luciana, quien parecía perdida en sus pensamientos, mirando por la ventana como si buscara respuestas en el paisaje urbano que pasaba frente a ellos. Luciana finalmente rompió el silencio con un suspiro. —Todo esto está yendo muy rápido... Dylan levantó una ceja, sin dejar de mirar el camino. —¿A qué te refieres? Ella giró la cabeza lentamente hacia él. —Al compromiso, a nuestras familias hablando como si ya estuviéramos casados… Victoria y Joaquín organizando cosas, discutiendo sobre invitados, fechas, celebraciones. A este paso, vamos a terminar casados antes de que siquiera tomes posesión de la empresa. Dylan sonrió por lo bajo, como si algo en su comentario le causara una ternura profunda. La miró de reojo, sin perder la atención
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