—No están perdidas, señora Cooper, para eso estoy yo —dice Damián con un tono de voz lleno de determinación, pero Alice niega con la cabeza.—Es algo que a mí me corresponde, es un asunto familiar.—¡Pero tú eres mi esposa! —Damián la mira detenidamente, no tolera que Alice esté siendo dura con él.—Alice, cariño, deja que tu esposo se encargue, los hombres siempre lo hacen —aconseja su madre.—Las mujeres también podemos, no somos solamente un llavero de esposa, también podemos solucionar problemas. Iré a respirar un poco. Mañana, aunque no esté muy bien, tendré una reunión con el grupo élite, buscaré la manera de solucionar todo esto.Damián deja de mirarla, se enojó y mucho por lo terca que es. Sin embargo, no se dirigió más a Alice, sino a la señora Cooper. —Si no me dejan ayudar, Dylan tomará el mando, quiero hacerlo por el señor Cooper. ¿Me permite, por favor, ceder a su despacho? Quiero hablar en privado con mi asistente.—Por supuesto, señor Anderson, siga por favor —Damián asi
Leer más