El bosque estaba envuelto en un manto oscuro, pero los ojos de Lia brillaban con una luz propia, una mezcla de miedo y determinación. Cassian se colocó frente a ella, el pulso firme, respirando con control, como si pudiera absorber cada temor que ella sentía y transformarlo en fuerza. Dorian también se mantuvo firme junto a ella, listo para enfrentar cualquier peligro que se atreviera a acercarse.—No te alejes de mí —murmuró Cassian, tomando su mano—. Te llevaré de vuelta a la cabaña. Allí estarás segura.Lia se volvió hacia Dorian, con la preocupación marcada en sus ojos. Sabía que él era capaz de enfrentarse a los cazadores humanos, pero la mera idea de un enfrentamiento la llenaba de miedo. Dorian percibió su inquietud y, con un gesto suave, posó un beso en sus labios, proporcionandole un instante de calma.—Dorian… —susurró Lia, con el miedo latiendo en su voz.—Debes ir con él, Lia —dijo Dorian, detestando pronunciar esas palabras, pero la inminente amenaza que se cernía sobre
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