La preocupación es evidente en el rostro de Marina, y Víctor decide ser más claro, queriendo disipar de una vez la confusión que percibe en ella.— Bien, pensé que podrías quedarte aquí —dice él, con una mirada que deja evidentes segundas intenciones.— Cuando digo que te mantengas alejada, me refiero a ellos, no a mí —aclara, acercándose levemente.— ¿O crees que, después de lo que pasó entre nosotros en esta casa, yo podría mantenerme lejos de ti? —provoca, con una sonrisa en la comisura de los labios.Marina desvía la mirada, inquieta.— ¿Pero te olvidaste de mi familia? Mis padres nunca aceptarían que me quedara aquí sola contigo —responde, aprensiva.Él suspira, reconociendo el problema.— Sí, realmente no pensé en eso —admite, con un tono de frustración. — Pero creo que podemos encontrar una solución —añade, mirándola con intensidad. — Solo sé que no quiero alejarme de ti, nunca… —declara, con la mirada fija en la de ella, llena de sentimientos ocultos. — Pero no puedo simplemente
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