Rápidamente, Víctor toma una toalla y cubre el pecho expuesto, ajustando la cámara para enfocar solo su rostro. Mantiene la compostura, a pesar de la interrupción inesperada. Del otro lado, José lo saluda con un leve gesto de cabeza.— Buenas noches, Víctor — dice José, con un tono educado, pero directo.— Buenas noches, señor, ¿cómo está? — pregunta, serio.José suspira, con un peso visible en su expresión.— Bueno… creo que Marina ya te contó lo que pasó con mi madre.— Sí, ella lo mencionó. ¿Y cómo está su cuadro de salud ahora? — pregunta, inclinándose ligeramente hacia adelante, mostrando genuina preocupación.— Los médicos siguen evaluando, pero está estable por el momento. Necesitará más exámenes y acompañamiento constante — explica José, cargado de preocupación.Víctor asiente, con una expresión seria, pero respetuosa.— Espero que mejore pronto, señor. Si necesitan algo, por favor, avíseme.José agradece con un leve asentimiento, mientras Marina, al fondo, observa el intercam
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