Sofia Hay un momento en nuestras vidas que solo tienes dos opciones: la primera dejarte ir con todo, la segunda huir. Y hoy creo que escogeré la segunda, bueno no es que tenga muchas opciones —Sofía, puedes mirarme de una buena vez a los ojos.—Ya lo pensé padre y no pienso casarme con tu socio. Me iré como misionera al Congo si sigues obligándome —dije firmemente.Bueno mi padre tiene que entender, que así si nuevo socio sea un completo Adonis, no es mi agrado, odio los engreídos, arrogantes, mujeriegos, en fin, lo odio.—Está bien, acepto que te vayas de misionera, es más, acabo de hablar con tu tía y ella te recibirá contenta. —¡Que!, no, mi padre debe estar bromeando.Que puedo decir, el pez muere por su propia boca y hoy yo Sofía Villarreal, acabo de morir.—Papá, espera un momento… ¿Qué tía? —pregunté con un hilo de voz, sintiendo cómo mi dignidad se resbalaba por el piso de mármol como mantequilla derretida.—Tu tía Miranda —dijo mientras revisaba su reloj de oro con fastidio
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