Algo entre Jules y Alec comienza a tomar forma. Una tensión empieza a crecer, una que, desde que se habían visto en la estación no había salido a relucir y, por primera vez, ella reconocía al hombre que tenía en frente como al que había conocido apenas veinticuatro horas antes.Una sonrisa pícara se extiende en el rostro de él mientras la observa fijamente. Mirada contra mirada, como si estuviese viendo el fondo de su alma en sus ojos. Verde contra marrón, vegetación contra roca, esmeralda contra ónix.Alec se aclara la garganta y es el primero en romper el silencio entre ambos.—Así que… reglas —y justo así, vuelve a ponerse serio y la magia desaparece de inmediato— Tienes todas las instrucciones que le di a Tabitha. Solo síguelas y no improvises, por favor. Necesitarás mi permiso antes de traer a cualquier invitado a las instalaciones.—Me parece bien. Tampoco es que conozca a la gente de la zona, aparte de ustedes, claro —ella le responde con su voz de ejecutiva.Si él iba a poner
Ler mais