El primer dolor la tomó desprevenida. Un tirón agudo en el costado de su vientre la hizo encogerse sobre sí misma, soltando un quejido que reverberó en la habitación silenciosa. Cada fibra de su cuerpo se tensó, como si el dolor quisiera advertirle que algo estaba mal, muy mal. Lucy respiró hondo, tratando de calmarse, pero incluso un simple aliento parecía una batalla contra la punzada que recorría su abdomen.Sawyer se incorporó de inmediato. Sus ojos se abrieron con alarma al verla doblada, la mandíbula apretada, los músculos rígidos. Su instinto protector se activó sin pensar.—Lucy —su voz sonó grave, alerta, casi un rugido contenido—. ¿Qué pasa?Ella se enderezó despacio, obligándose a respirar profundamente, tratando de sostener la calma.—Nada… —murmuró, con un hilo de voz, intentando forzar una sonrisa que no le llegaba a los ojos—. Estoy bien.Pero Sawyer no le creyó ni por un instante. Su mirada intensa, casi feroz, la atravesaba, sin permitirle ocultar nada.—Recuerda l
Ler mais