Isa, sin filtros como siempre, se cruzó de brazos y se acercó a Ian mientras él se recargaba en su carro deportivo. Su mirada era tranquila, arrogante, como si nada del mundo pudiera tocarlo.—Oye Ian —dijo Isa con descaro—, ¿por qué preguntaste por Ciel el otro día? ¿Te gusta o qué?Él giró el rostro hacia ella lentamente, alzando una ceja con una sonrisa burlona. Luego soltó una carcajada seca, como si le hubieran contado el chiste más absurdo del mundo.—¿Qué diablos? —se rió abiertamente—. ¿Yo fijarme en una niñita como ella? No me hagas reír, Isa.Isa parpadeó, sorprendida.—Pero... ella es linda, y...Ian la interrumpió, negando con la cabeza mientras se cruzaba de brazos.—Ciel no es mi tipo. Ni de cerca —escupió con frialdad—. ¿Por qué la buscaría? Hay chicas increíbles en esta universidad, modelos, influencers... diosas. ¿Y tú me hablas de ella?La carcajada volvió, pero ahora era más amarga, más cruel.—Carajo... si pudiera elegir entre todas, Ciel sería la última en mi list
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