Después, en un descanso de la cena, Menkat fue a saludar a gente importante que acababa de llegar. Nefertari aprovechó para tomar aire fresco en una terraza al lado del salón. Baketamon, siempre atenta, se acercó.—Mi señora, ¿necesitas algo? Estás… pálida.Nefertari suspiró, llenando sus pulmones de aire fresco.—Solo aire, Baketamon. Y un poco de silencio. Él no para de hablar.—Es alguien importante, mi señora. Tiene mucho que decir —dijo Baketamon, intentando no ofender.—No me dice nada, Baketamon. Solo habla de él. Y cuando me mira, no me ve. Ve a la hija del visir, la que le dará más poder. Es como si fuera un objeto.Baketamon no supo qué decir. Nefertari estaba muy frustrada.Mientras tanto, Menkat, sin saber que Nefertari no lo soportaba, hablaba con Rekhmire, su consejero, en un rincón del salón. Rekhmire, un hombre delgado y listo, escuchaba con atención, mostrando respeto.—La señorita Nefertari es una joya, príncipe —dijo Rekhmire, con sonrisa falsa—. Un buen partido par
Leer más