La noche había caído sobre la ciudad como un manto espeso. Las luces lejanas parecían más tenebrosas que reconfortantes, y en medio de ese escenario, Alejandro y Emma mantenían la vista fija en Julián, convencidos de que seguían sus pasos hacia donde podría estar Daniel. No obstante, cada sombra, cada esquina oscura, escondía un peligro mucho más grande de lo que ambos podían imaginar.La persecución terminó de golpe cuando Julián se internó en un pasillo industrial, uno de esos corredores de cemento húmedo, rodeado de fábricas abandonadas. Alejandro y Emma se movieron tras él, sin perder la cautela, hasta que un ruido seco resonó detrás.De pronto, focos se encendieron a ambos lados, cegándolos. Una docena de hombres armados surgieron de las sombras, rodeándolos con precisión quirúrgica. Emma se aferró al brazo de Alejandro, entendiendo de inmediato lo que ocurría.—¡Es una trampa! —exclamó él, alzando el arma que ya no servía de nada ante la avalancha de rifles automáticos que los a
Ler mais