Narrado por Kiara Hneidi: El tul blanco se desliza entre mis dedos, es suave, es delicado, me hace sentir exquisita tan solo con su tacto. Lo levanto con mucho cuidado, lo extiendo frente al espejo, y por un momento me imagino caminando hacia Mariano, con cada paso envuelto en seda y deseo, con la ilusión de un matrimonio lleno de pasión, risas, y por sobre todas las cosas, mucha comprensión. El vestido es perfecto. No hay duda. El escote es modesto, como mamá quiere, pero la espalda ligeramente ceñida me da una sensación de libertad que no sé si merezco. Me miro. Me gusta lo que veo. Me gusta pensar que él también lo hará. Sé que lo hará, después de todo, es hombre. Y es un hombre que con solo mirar a una mujer, hace que esta tenga pensamientos pecaminosos. —¿Estás feliz, Kiara? —pregunta mamá desde el sillón, donde ha estado hojeando catálogos de arreglos florales.Aún faltan ciertos detalles de la ceremonia. Esta semana ha sido la mas movida de toda mi vida, y pensar que mi padre
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