Narrado por Fatima Hneidi:

Me arrodillo sobre la alfombra que he colocado cuidadosamente en la habitación, con la frente apoyada en el suelo, y dejo que el silencio me envuelva. No sé qué palabras usar esta noche. No sé si tengo las correctas. Solo sé que necesito que Allah me escuche. Que me entienda. Que me dé una señal.

Porque nunca me había sentido tan confusa en toda mi vida.

—Muéstrame qué debo hacer. —susurro, con la voz quebrada. —, no quiero seguir equivocándome. No quiero seguir hiriendo a quienes no lo merecen. Y tampoco quiero dejar que me hieran a mí...

Me quedo así unos minutos más, con los ojos cerrados, esperando que el vacío me responda. Pero no hay respuesta. Solo el sonido lejano de la pequeña ciudad y el peso de mi propia incertidumbre.

Me acuesto sin cambiarme. No tengo fuerzas. Me hundo en las sábanas como si fueran un refugio, y dejo que el sueño me lleve... Como si en medio del sueño, alguien me fuera a decir cual es el camino que debería tomar para no segui