Narrado por Mariano Hans:
Ella no dice nada en lo absoluto.
Pero tampoco se mueve. Sus ojos están en los míos, y eso no puede negarse.
Pagaría lo que fuera, por saber lo que Fatima está pensando.
Y yo… Me quedo quieto. A centímetros de ella. No quiero que se ahogue con mi insistencia. El aire entre nosotros es denso, como si el mundo contuviera la respiración por unos segundos. No sé si debo quedarme. No sé si debo hablar más de lo que he hecho. Me ha dicho que quiere un tiempo. Pero lo hago. Porque si este es el último momento que tengo con Fátima por ese jodido "tiempo", quiero que sea real. Sin reglas. Sin máscaras. Solo nosotros.
—¿Puedo entrar? —pregunto, con la voz más baja que nunca. —, creo que adentro podríamos hablar mucho mejor... —, ¿estás sola? —le inquiero también, tengo la certeza de que Zayd no se encuentra, pero no sé sí hay alguna otra persona con la que ese hombre la haya dejado.
Ella duda para responderme. Lo veo en sus ojos. En la forma en que sus dedos se afer