La recepcionista, se encontraba allí sentada como si nada, tecleando con eficiencia impecable, pero Valeria ya no veía solo a una auxiliar administrativa. La había visto en dos ocasiones salir del ala quirúrgica sin motivo aparente, y ahora, con el sobre aún caliente en su bolsillo, algo en su pecho rugía con fuerza: su intuición médica, la misma que tantas veces le había salvado la vida a otros.Valeria se quedó en su lugar, observando con una sonrisa amable mientras giraba la cucharita en su café, como si estuviera en paz con el mundo… mientras en su mente tejía posibles escenarios, rutas de huida y tácticas de contraataque.Y aunque la recepcionista intentó devolverle la sonrisa, había un leve temblor en sus labios. Bingo.Ese mismo mediodía, en un restaurante privado a las afueras de Madrid, Thiago ajustaba el nudo de su corbata por tercera vez. Frente a él, sentado con un vaso de agua mineral intacto, estaba Gabriel Araujo, exanalista del FBI, ahora consultor en ciberseguridad y
Leer más