—Todo bien. Addison está algo indispuesta. —Me empuja con suavidad para que suba.—¿No vienes? —pregunto.—Dame un minuto. Corre —añade, enfatizando sus palabras con otro pequeño empujón—, y lo dejo con Cathy.Paso junto a la asistenta, que me acaricia el hombro con ternura y me sonríe.—Me alegro de que estés en casa, Addison.Le devuelvo la sonrisa, una sonrisilla. No sé lo que va a pasar, y me preocupa lo abatido que está mi hombre.—Gracias.Subo la escalera, entro en el dormitorio principal y me siento en el borde de la cama. No sé qué hacer. Me quito los zapatos y me acomodo en la cama. Los ojos se me llenan otra vez de lágrimas.Me hago un ovillo y me abrazo las rodillas mientras espero a Nick. Sé que ahora vamos a hablar del tema; los dos sabemos lo que hay. Pero para poder conversar acerca de ello, tenemos que hablar los dos, y no parece que Nick tenga pensado abrir la boca. No puedo hacerlo sola, y no tengo ni idea de qué pasa por esa cabeza loca. El ambiente enrarecido tamp
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