Elara lo vio, casi a mitad del camino, incluso si estaba oscurecido, los ojos dorados brillaban en ese lobo, era Aren sin lugar a duda.Ese hombre al que había jurado enfrentar algún día.Sus ojos se clavaron en él con una intensidad feroz, como si cada segundo de sufrimiento vivido hasta ese momento ardiera en su mirada.En su pecho, el corazón golpeaba con fuerza, no por miedo… sino por la furia que crecía como una tormenta imposible de contener.Sin pensarlo dos veces, dejó que su cuerpo se rindiera a la llamada más antigua de su sangre.Su piel se estremeció, sus huesos crujieron, y en un instante, su figura humana fue reemplazada por la imponente forma lobuna de Esla, su alter ego.El pelaje dorado brilló bajo la luz de la luna, y un gruñido profundo retumbó en la noche.Aren retrocedió un paso, pero la sorpresa duró poco.No estaba solo, pero no importaba, sobre todo cuando la reina Luna era una loba dorada, de las más fuertes existentes en el mundo, y con un poder feroz.Al ver
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