CatalinaHe estado evitando a Gabriel. Pueden llamarme cobarde, pero lo cierto es que nada está resultando cómo esperé. Cuándo pensé en este reencuentro en dónde él tendría que valerse de mí para salvar su empresa, esperaba verlo lleno de odio, rencor y desprecio y si bien puedo ver el resentimiento y la rabia en sus ojos cuándo me mira, también veo… la decepción.Hay tantas cosas que ha dicho que no tienen sentido, cómo decir que no lo llamé, que no lo busqué para darle mi versión y luego, la gota que rebosó el vaso es culparme de no haberlo esperado cuándo claramente fui sacada del apartamento.¡Y Dios! quiero pensar que solo está jugando conmigo, tratando de manipularme por alguna razón, pero una parte de mí, esa que estuvo con él dos años, me dice que hay más pasando aquí.Y justo porque no quiero oír más nada de esto es que esta semana me he limitado a trabajar desde el apartamento que he alquilado y todos los avances se los he estado enviando por correo, sin embargo, hoy él me
Leer más