El corazón de Victoria se detuvo por un momento al ver el semáforo en rojo y el auto que se acercaba a gran velocidad hacia ella. Con reflejos rápidos, giró el volante hacia la izquierda, esquivando por poco el automóvil que pasaba. El chirrido de los neumáticos y el sonido del claxon resonaron en sus oídos mientras seguía adelante, sintiendo el pulso acelerado y la adrenalina correr por sus venas. Sin embargo, y a pesar de su buen manejo, el auto terminó volteándose, chocando con un árbol.El hombre se acercó rápidamente al auto volcado, con el corazón en un puño mientras evaluaba la situación. Victoria yacía dentro del vehículo, inconsciente, con el cinturón de seguridad aún puesto. Sus manos temblaban mientras trataba de abrir la puerta, pero estaba atascada.—¡Llama a una ambulancia, rápido! —ordenó, con urgencia en su voz.Otro de los guardaespaldas se apresuró a ayudarlo, trabajando juntos para abrir la puerta y sacar a Victoria con cuidado. El hombre la sostuvo en sus brazos, p
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