El sueño comenzó como siempre: con sangre.Eva se encontraba en una habitación medieval, iluminada por velas que proyectaban sombras danzantes sobre paredes de piedra. Llevaba un vestido blanco de seda que se deslizaba por su piel como agua. Frente a ella, Lucian la observaba con ojos hambrientos, diferentes a los que conocía—más salvajes, más antiguos."Ven a mí," susurró él, extendiendo una mano manchada de rojo.Eva avanzó, incapaz de resistirse. Su cuerpo no le pertenecía en estos sueños. Cuando llegó hasta él, Lucian deslizó sus dedos por su cuello, dejando un rastro carmesí sobre su piel. El contacto la hizo estremecer de placer."Eres mía," murmuró él contra su oído. "Siempre lo has sido."Sus labios se encontraron en un beso violento, desesperado. Eva sintió cómo su sangre hervía bajo su piel, cómo cada célula de su cuerpo clamaba por más. Las manos de Lucian recorrieron su cuerpo, rasgando la tela del vestido hasta dejarla expuesta. La empujó contra la pared, levantándola sin
Leer más