—Lina? —susurro. Ella está sobre el barman, arrodillada en el piso y sacudiéndolo, exigiéndole que le hable, pero él no contesta, él está... muerto. ¿Lina lo mató?—. Lina —la llamo, mientras me acerco con cuidado.—No —niega Lucas, tomándome del brazo; me zafo de su agarre despacio y sigo caminando hacia ella.Está en trance, no me responde, ni siquiera levantó la vista. Sigue sollozando, haciéndoles preguntas a un barman muerto, y maldiciendo. Poso una mano sobre su hombro y ella la saca de un arrebato. Toma su arma, que estaba tendida en el suelo a su lado, se levanta, respira profundo, como si tomara valor y volviera a levantar su muro, entonces se gira y me mira directo a los ojos, clavando sus pupilas grises en las mías. Lo que veo en ella, me da miedo; sus ojos hinchados por el llanto, sus labios y nariz con tonalidad roja por el mismo motivo, pero lo que me da más miedo y hace que mi estómago dé un vuelco inesperado, es su mirada, son sus hermosos ojos grises apagados, y con un
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