Alex se incorpora y se acerca a nosotros, me toma de la cintura clavándome en el suelo, mientras que Lucas me sostiene de las manos. Alex se sienta encima de mí, aplastando su cuerpo contra el mío y haciendo imposible que pueda moverme, toma mis manos del agarre de Lucas y las pone encima de mi cabeza.
—Ve por algo para atarla —le ordena.
—Me las va a pagar —escupo.
—Me estoy excitando —Se escucha a Ian hablar, logrando que ruede mis ojos como en las jodidas novelas de romance.
—La voy a pagar con gusto esta noche, cuando vuelva a tenerte así, pero en mi cama —murmura con voz ronca contra mi boca, haciendo que trague saliva y mi cuerpo reaccione; dulce bebé Jesús, no tiene que causarme esto en este momento —, y sin espectadores —concluye, al recordar que no estamos solos.
—No voy a tocarte por un largo tiempo —siseo con los dientes apretados. Estoy enfadada por lo que me está haciendo, y enojada conmigo misma porque mi maldito cuerpo traicionero responde a su sugerencia.
—Bien, puedo