Capítulo 85-Dany

Está enfada y de verdad se parece mucho a su madre cuando se enfada. Por alguna razón me hace reír su reclamo.

—Estuve lejos, no sabía que habías nacido y cuando me enteré quise conocerte, pero por estar lejos y situaciones difíciles no pude hacerlo… hoy tengo la oportunidad y por eso aquí estoy —mi respuesta no la convence mucho, asíque decidió cambiar el rumbo de la conversación—. ¿Tienes hambre? ¿Te gustaría comer una rica hamburguesa?

En ese momento su estómago hace ruido, sus mejillas se tornan rojas y sonrío.

-Si.

Le alcanzo el control remoto y le digo que busque en la televisión algo que quiera ver mientras voy por las hamburguesas. Antes de cruzar la puerta la escucha hablar.

—Mi mamá vendrá, ¿verdad?

—Lo hará, ella jamás te dejaría —le prometo.

Al salir, cerro y le hago señas a los hombres que tengo en la puerta para que la vigilen, me dirijo hacia la salida del muelle y uno de mis hombres se acerca con noticias.

—Ya están aquí —me hace saber.

—Bien, primero irán a ver a Christopher, él le dará las instrucciones a Lina para llegar aquí. En cuanto Christopher me avise quiero que suban al bote y se larguen de aquí.

¿Está seguro? No creo que sea buena idea dejarlo solo.

—Ustedes deben preparar todo para el viaje —No los quiero acá cuando Lina llegue, ella no debe sentirse amenazada.

—Pero ¿no viene sola? ¿Si no hace lo que planeó?

—Ella vendrá sola.

—¿Cómo lo sabe?

—La conozco, lo hará.

Le pido a otro de mis hombres que me busquen las hamburguesas y alguna bebida. Quiero hablar con Aye antes de que la madre llegue y quiero que no me tenga miedo, ya bastante desconfiada y desconcertada esta por la situación y debo tratar de hacer que ella confíe en mí. No quiero que las cosas se salgan de control. Mi verdadero reto será Lina.

Cuando entra en la habitación, Aye está sentada sobre la cama mirando sus manos, el control está junto a ella y la televisión sigue apagada.

¿No has encontrado nada que te guste? —pregunto dejando la comida sobre la mesa.

—Todo está en inglés —responde.

Había olvidado ese detalle.

—Lo siento, había olvidado dónde estamos. Ven a comer —le pido, pero veo el vacilar en sus ojos—. Juro que solo es comida y que pronto estará tu mamá aquí.

Con lentitud se levanta y se acerca a la mesa. Mientras ven, me doy cuenta que observa mis tatuajes. Tengo mucha tinta en mi cuerpo, la mayoría me la he hecho en la cárcel.

—Tienes muchos tatuajes —esboza.

—¿Eso te asusta?

—Un poco, algunos se ven lindos, pero otros son medios aterradores.

Sonrío, al darme cuenta que cada momento que más paso con ella le noto más actitudes como a su madre. En esta oportunidad, me doy cuenta que no tiene pelos en la lengua al igual que Lina.

—Son solo dibujos, no hay que temer de ellos y cada uno tiene un significado para mí.

Ella comenzó a señalarme cada uno de ellos, y le expliqué las razones de cada uno. También le mostré el que me había hecho por ella y por su madre. Le conté de a poco, omitiendo detalles que nada lindos para que no sintiera miedo, de cómo conocí a su madre y cuando fue todo aquello. De a poco pude sentir que estaba perdiendo el miedo hacia mí y había un destello de confianza también. Todo iba muy bien hasta que el sensor de movimiento me advirtió que ya no estábamos solos. Le di un poco de jugo a mi hija con una pastilla que la haría dormir. Su madre vendrá enojada y no es algo que quiero que Aye vea. Será difícil, pero tendré la familia que siempre anhelé desde que supe de Aye.

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