Capítulo 81-Lina

—No pensabas que iba a dejar que se acercaran a él sin mí, ¿no? —inquiero, enfadándome. No me van a dejar aquí.

—No, Lina, y no me provocas —decreta severa y firmemente.

—No lo hago, ya te dije que no me iba a quedar sentada sin hacer nada; Además, me necesito, sin mí no van a poder hablar con él.

—No podemos ponerte en peligro, Lina —explica Ian.

—Ya estoy en peligro. ¿Acaso no se dan cuenta? 

—Pero aquí estás protegido —refuta Lucas.

—¡¿Y a mi hija quién carajos la protegida?! 

—No te vas a acercar a él, y no discutas más conmigo porque te ato a la cama; si tan solo veo a tu hermosa cabecita trabajar de más, te ato, ¿está claro? —amenaza irritado, pero yo no me voy a amilanar.

—No, no puedes decirme qué hacer, nadie puede —Me paro, ya estaba molesta y el asiento me estaba quemando.

—Lina, no hagas esto —apunta Lucas.

—No lo hagan ustedes; yo voy a ir con esa basura, quiero a mi hija conmigo —demando elevando la voz.

—No vas hacer nada, me prometiste que no ibas a hacer una estupidez —gruñe Alex.

—Y esto no es una estupidez —afirmo, emparejando mi voz a la suya.

—Basta, Lina; de aquí no sales, te lo prohibido.

¿Prohibirme algo a mí? ¿Quién se cree?

—No puedes prohibirme nada, no eres quién para prohibirme algo.

—¡Voy a atarte, Lina; te lo avisé, no voy a permitir que te pase algo! —demanda gritando—. Me moriría si algo te pasase—suelta con un hilo de voz, dulcificando sus ojos. Ya no había rabia en ellos, sino miedo y amor.

—No va a pasarme nada, Alex; Entiendo que no puedo quedarme sin hacer nada. ¿Qué harías si estuviese en peligro alguien a quien ama?

—Si fueses tú, daría vuelta el mundo con mis manos para recuperarte —responde sin pensarlo y con voz ronca, mirando a mis ojos, viéndome con su intensa mirada de promesa.

—¿Ahora me entiendes?

Se acerca a mí con dos zancadas y me tira hacia sí, haciendo que mi cuerpo estalle contra el suyo; Escondo mi cabeza en su pecho, al tiempo que él acaricia con una mano mi espalda y la otra la sitúa firme en mi cabello.

—Siempre te entendí —susurra en mi oído—. Te quiero siempre a mi lado; no voy a perderte de vista, voy a cuidar de ti —habla, separándose unos centímetros para mirarme a los ojos. Asiento y me besa, como si fuera nuestro último beso; como si fuera el fin del mundo, y luego me encierra de nuevo en sus brazos. Se escucha una aclaración de garganta, que nos hace volver a la realidad: no estamos solos.

—Muy emotivo, pero hay que arreglar cómo hacer esto —esboza Ian.

—Qué manera de cortar lo cursi —se queja Gaby, divertido.

—Es unas de mis virtudes —entona, sonriendo.

— ¿Cómo vamos a hacer esto? —pregunta Lucas.

—Sé que no quieren, yo tampoco lo quiero, aunque diga que es una mujer gruñona y nos peleemos cada vez que nos veamos...—Empieza a hablar Ian.

—Al grano —apura Lucas.

—Como decía, llegué a tomarle cariño, y tampoco quiero que le pase nada...

—Sigues divagando —canturrea Gaby.

—Necesitamos la ayuda de Lina —dice, largando un suspiro.

—No —dijeron los tres restantes al mismo tiempo.

—Acaso yo no tengo voz ni voto? —pregunto.

—No —Volvieron a decir todos juntos, provocando que Ian se carcajee.

—¡Basta! —chillo—. Diez centavos, Ian. ¿Qué quieres que haga? —lo instó, haciendo que todos se inmovilicen en sus lugares.

—No, Lina —advierte Lucas.

—Creí que te había dejado claro cómo iban a ser las cosas —expresa Alex.

—Eso creí yo también —refuto entrecerrando los ojos.

—Esto es divertido, en serio esta mujer es terca —Se carcajea Ian, otra vez.

—No sabes cuánto —mascullan Alex y Lucas al unísono.

—Paren con las hormonas, dejen el machismo para un burdel. Ian habla —lo insto de nuevo. Abre la boca para hablar, pero Lucas se le adelanta.

—Lina, estás loca; Creo que voy a ayudar a Alex a atarte —lanza, levantándose.

—Ni se te ocurre —Le apunto con el dedo. Los dos se me acercan lentamente y con mirada amenazadora.

—Oigan, no va a correr peligro —interviene Ian.

—No le metas ideas, Ian —le advierte Alex.

—No se acerquen más —demando, observándolos de manera amenazante.

—Chicos, es mejor que la déjen —declara Gaby, divertida.

—Podrías ayudar, ¿no? —inquiere Lucas.

—Ni loco; me gustan demasiado mis extremidades donde están, y me dieron mucho placer como para ponerlas en riesgo así.

—Esto va a estar bueno —esboza Ian, riendo—. Gaby, trae las palomitas —agrega, acomodándose en el sofá.

En un movimiento rápido, Alex se colocó detrás de mí agarrándome de las caderas, y Lucas de las manos por delante.

—¡Suéltenme, no quiero lastimarlos! —grito.

—Tranquila, preciosa —susurra Alex en mi oído.

Eso hizo que mi piel ardiera y saltara mi cólera. Como tenía las manos inmovilizadas por Lucas, no me quedó otra que usar mis piernas; en un movimiento ágil pateé a Lucas en sus testículos, fabricando un colectivo "oh" proveniente de Ian y Gaby; cuando este me soltó por instinto, para agarrarse sus dolientes partes, con una de mis manos tomé una de las de Alex, retorciendo sus dedos e instándolo a que soltara mi cadera, dándome vuelta y tomándolo de sus bolas con mi otra mano libre, todavía doblando sus dedos, lo obligo a agacharse.

—Suéltame, Lina —masculla, apretando los dientes.

—Les avisé —espeto con suficiencia.

En ese momento siento unas manos en mis hombros, haciendo que me vaya al suelo encima de él.

—Maldito, Lucas —chillo, tratando de salir de su agarre.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP