Capítulo 80-Lina

Llegamos al avión y mi cabeza no para de latir, mi cuerpo no llega a relajarse; Desde que salimos de casa, no he parado de darle vueltas a todo. Lucas se encargó de hablar con el FBI, para mantenerlos al tanto y para que investiguen; Alex llamó a su primo, aunque todavía no sé bien el motivo, solo sé que él nos pasará a buscar en cuanto bajemos del avión; Gaby se mantuvo la mayor parte del tiempo callado, es raro en él, pero lo entiendo, todo esto es muy estresante y sigo sin llevarme bien con los aviones.

—No vuelvas a hacer lo que hiciste anoche —regaña Alex, haciendo que mi atención se pose en él. Solo agacho la cabeza, no por estar arrepentida, sino porque no quiero discutir con él ahora—. Hablo en serio, Lina —advierte con voz severa.

—Está bien —asiento en voz baja.

—Lina —suspira—, no quiero que te pase nada; y si tengo que atarte en una silla para que no hagas alguna estupidez, lo haré, ¿entiendes?

—Alex, no puedes atarlo; no puedes pretender que no haga nada, mientras mi hija está con ese hijo de puta, y quién sabe qué le está... —No puedo continuar con esa frase, no puedo pensar en eso.

—Ángel, la vamos a encontrar; Solo no te separas de mí, la encontraremos juntos. Sé que quizás suene egoísta, pero no quiero perderte, no sé qué pasaría conmigo si tú no estás junto a mí; te necesito a mi lado —Su voz es serena y dulce.

—No haré nada estúpido, yo también te necesito a mi lado —murmuro, mirándolo fijo a los ojos; en ellos había algo más que solo deseo y pasión. Mueve una mano por mi mejilla, hasta situarla en mi nuca, y acto seguido me desliza con firmeza y delicadeza hacia él, besándome como solo él sabe hacerlo.

—Te amo, ángel; Estoy contigo... siempre —susurra con voz ronca contra mis labios.

—Te amo.

Busco de nuevo sus labios, comenzando yo con ese beso. Alex tiene el poder de hacer que piense solo en él, aunque fuese por solo unos minutos. Yo me dejo llevar, pero no me quito a mi hija de la cabeza, la voy a encontrar; mar como mar, la voy a encontrar.

En cuanto bajamos del avión y salimos del aeropuerto, logro divisar una SUV, ¿es en serio? Bueno, pensándolo bien, no entramos todos en un simple auto, aunque Erik y Sole vayan en un vehículo alterno porque se quedan en casa de él; Lucas ordenó que Sole no iba a estar con nosotros en busca de Aye y que no iba a estar en peligro, no quería que yo estuviese, pero sabe que no va a poder persuadirme. Junto a Alex trataron de convencerme, sin embargo, fue en vano para ellos, porque no me pienso quedar con los brazos cruzados, mientras mi hija esté con ese infeliz. La verdad es que no me siento bien, para nada, solo quiero a Aye conmigo, la necesito conmigo y el no tenerla me está matando, pero tengo que hacer lo imposible por mantenerme en pie y llegar a ella.

 —Hola, primo —saluda Ian con una sonrisa bastante arrolladora; No cabe duda alguna que sea la familia de Alex.

—¿Cómo va?

—Genial —responde el rubio—. Hola, un placer volver a verte —le dice a Lucas. Un momento. ¿Se conocen?

—Igualmente —contesta, estrechando su mano y palmeando su espalda como si se conocieran de toda la vida.

—¿Qué hay? —Saludos Gaby.

—Todo bien, hermano —También lo saluda como si lo conociera. Esto es en verdad confuso.

—Bien, si terminaron con los saludos de fraternidad. ¿Nos podríamos largar? —digo, interviniendo, ya que me tienen en desconcierto.

—Yo también te extrañé, mujer que quita el aire —Hago rodar mis ojos, Ian en modo galán es cansador.

—Suelo causar ese efecto —digo con ironía, y él se carcajea.

—Ya empezaron —masculla Erik.

—Es la única mujer, hasta hora, que no se intimida conmigo; Déjame disfrutarlo, Erik.

—Es mi mujer —demanda Alex.

—Ya, tranquilo, tigre; es toda tuya, no es mi tipo.

—Es un alivio saberlo —La verdad es que Ian tampoco es mi tipo, es el típico chico malo de revista; Pensándolo bien, creo que mi único tipo es Alex.

Solo sonríe mostrando su sonrisa sexi.

—Vámonos, que todavía me tienen que aclarar por qué estoy aquí.

—Ya somos dos los que queremos saber eso —mascullo.

Nos despedimos de Sole y Erik; Luego subimos a los autos correspondientes y nos dirigimos en silencio hacia el apartamento de Alex.

Al llegar, nos acomodamos en el lugar; Ian se mantuvo callado durante todo el viaje. Sabe que algo pasa, pero no se da una idea de qué es.

—Ok, primo, empieza a hablar —apremia una vez acomodados.

—La hija de Lina fue secuestrada —suelta sin más.

-¿Qué? —exclama en inglés, sin darse cuenta.

—Lo que escuchas, la hija de Lina fue secuestrada por el padre...

Le contó todo lo que tenía que saber, aunque en verdad no sé por qué Ian tenía que saber tanto.

—Wow, sabía que eres una chica mala, pero no imaginé cuánto.

—No digas estúpidas —farfulla Alex, un tanto molesto por el comentario de Ian.

—Lo siento —se retracta y luego me mira a los ojos para formular su pregunta; Puedo ver su lucha interna para entender todo—. Bien, vamos a buscar el desfile de Christopher; no va a ser muy difícil, ya que empezaremos con su restaurante —informa.

—No nos van a dejar acercarnos a él —recapacita Lucas.

—Sí que lo harán, solo tenemos que mostrar estos —aclara, sacando su placa y su arma. Un segundo. ¿Es policía? ¿Ian es un maldito policía?

—¿Eres un policía condenado? —Mis palabras salieron antes de poder atacarlas.

—Así es, mujer —Ríe por mi expresión.

—Él fue quien me ayudó con las cosas de mi padre, ellos trabajaron juntos; no eran compañeros, pero estaban en la misma división —me explica Lucas.

—Encima, un maldito ninja —Otra vez, hablé sin pensar, cosa que provocó que todos rieran, por la palabra con la que elegí expresar que era del SWAT.

—Sí, muñeca.

—De todas formas, sus monos no van a dejar que se acerquen a Christopher —hablo, tratando de cambiar mí expresión de asombro—. Ni siquiera mostrando quiénes son —alcanzo a decir.

—Tenemos que intentarlo —habla Gaby.

—Yo puedo acercarme a él —anuncio, ganándome unas cuantas miradas de enojo; La peor de todas, la de Alex.

—De ninguna manera —sentencia.

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