La nieve había comenzado a caer en Liria.Pequeños copos, blancos y fríos, descendían sobre los techos de piedra, cubriendo los emblemas de guerra con una belleza silenciosa. Pero bajo esa calma invernal, todo latía al borde del estallido.La Guardia de la Medianoche había cruzado el río que marcaba el límite del territorio neutral. No había marcha atrás. El Consejo había declarado a Serena no como reina, sino como amenaza existencial.Y la luna, roja y alta, parecía observarlo todo desde su trono de sangre.Kael no durmió la noche anterior al ataque. Desde la cima de la torre, vigilaba el horizonte. Sus soldados estaban preparados, las trampas activadas, los clanes alineados. Pero lo que más lo preocupaba no era el enemigo externo…Era Serena.Desde que regresó del Santuario del Eco, había cambiado. Más centrada, sí. Más poderosa, también. Pero distante. Como si hubiera aceptado una parte de sí que ya no era humana, ni loba, sino algo más grande… y más peligroso.Cuando ella se prese
Leer más