Varios meses atrás...Era primavera cuando cocinó su platillo favorito por primera vez. Había memorizado cada detalle: risotto con trufa negra, justo como lo había probado él en un restaurante de Milán.La cocina quedó perfumada, sus manos llenas de crema, su delantal manchado con harina. Se había puesto un vestido suave, con flores pequeñas, y un moño que dejaba escapar algunos rizos sobre su cuello. Su esperanza era un nido caliente en el pecho.Cuando Leonard llegó, ella lo esperó en el comedor, nerviosa, emocionada.Él entró sin saludar. Llevaba el móvil en la mano, hablando en voz baja con alguien. Ni la miró. Se sentó, probó una copa de vino, y se levantó apenas cinco minutos después, sin haber tocado el plato.—Tengo otra cena. Trabajo. No me esperes despierta —fue lo único que dijo.Abril quedó sola en la mesa, con las velas encendidas y el risotto ya frío.La semana siguiente, le pidió una cita. Con voz baja, mientras él hojeaba unos documentos en su despacho.—¿Podríamos sal
Leer más