El aire en la sala parecía haberse vuelto más denso, como si la misma atmósfera estuviera conteniendo la respiración. Esa tarde había comenzado con una calma frágil, un intento de agarrarme a la rutina que Aiden y yo habíamos construido con tanto esfuerzo, pero ahora, frente a mí, estaba él. Mateo.No me había visto en años. Ni siquiera pensaba que me reconocería, y sin embargo, ahí estaba, con esa sonrisa que tanto dolor me había causado, esa mirada que se había grabado en mis pesadillas, amenazando con desenterrar todo lo que creía haber enterrado.—Luna —su voz era una mezcla de sorpresa y burla, como si disfrutara de verme tan tensa—. Nunca imaginé que terminarías aquí, en este lugar... con él.Mi corazón dio un vuelco, y no solo por el choque inesperado. Sabía que sus palabras no eran casuales, que cada sílaba buscaba desestabilizar la frágil construcción que había levantado con Aiden. Y más aún, conociendo su historia, sabía que esa no sería la última vez que intentaría sembrar c
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